viernes, 30 de agosto de 2013

Otra vez mirando al sur

Con un trocito de Peñalba,
con un par de piedras de Montes
o con un recodo del arroyo del Silencio,
un norteamericano hubiera montado
ya un emporio turístico...




OTRA vez mirando al sur, por donde Ciudad del Puente se transforma en valle, en monte y en aldea de pizarra. Mirar otra vez el lugar del que venimos, la sombra a la que volveremos, el espacio que nos cierra el paso en los mapas con la misma intensidad con la que nos reclama atención.

Es una República el sur de Ciudad del Puente que reparte democráticamente sus capitales, colocando una en cada valle. Y en todas su misterio, su rincón desde el que leer el pasado, su esquina vigilante de un territorio que nunca se nos desvela en todo su esplendor.

Compludo es la primera de ellas entrando por la ruta del Apóstol. Hay tres pueblos en alto que rodean la capital, sumida en el valle. En Carracedo hay niños que aprenden a hacer volatines y hablan lenguas extrañas; en Palacios viven los vigilantes del cielo que cuentan nidos de lechuzas y en Espinoso se han visto caballeros de cabello largo y cruz en el pecho velar en la era las noches de luna llena. Y todos quieren que vuelva a sonar el martillo de la herrería, que no es medieval, ni falta que hace, pero alberga al pie del río el secreto druídico que convierte en pareja al fuego y al agua.

El Oza son palabras mayores y su nombre pone sello a la Valdueza, que es tierra de santos y de señores, de mitologías heterodoxas y de prodigios legendarios, de refugiados, de huidos y finalmente de emigrantes que regresan en verano a regar los tomates y a sentarse por la tarde en el tocón de un castaño.

Con un trocito de Peñalba, con un par de piedras de Montes o con un recodo del arroyo del Silencio, un norteamericano hubiera montado ya un emporio turístico. Pero por aquí somos pocos dados al mercadeo y preferimos la hidalguía de la ruina a la fortuna de la laboriosidad respetuosa y sabia.

Pero hay más en este sur del que hablamos. Los Barrios, por ejemplo. Tres pueblos circunvalados por esa autovía de barro y memoria que se llama Camino de los Maragatos, senda de arrieros que atraviesa un paisaje civilizado y fecundo.

Lombillo, Salas y Villar exhiben la mayor concentración heráldica de este lado de la provincia, sus vecinos hablaban de tú a los rabinos de Toledo y en sus bodegas se espantan las moscas con fragmentos de la Torah o con cartas de Santa Teresa. Después de cruzar las fronteras más remotas de los mapas, ahora vuelven los hijos pródigos del pueblo, o sus nietos, a ocupar las nobles casas y a diseñar para las fiestas del Cristo festivales en los que la plaza de Villar será la Plaza del Mundo.

No cabe todo el sur de Ciudad del Puente en estos párrafos: las hogueras de los guerrilleros de Ferradillo, la tumba de Álvaro Yáñez en el pico de la Aquiana, la gloria de las cerezas en Rimor... Miles de motivos para, otra vez, mirar al sur.

Fronterizos (Diario de León). 30 de agosto de 2013

miércoles, 28 de agosto de 2013

Una semana negra




Alicia Roldán y Javier Leoni: grandes que se van...
CREO que era Haro Tecglen el que contaba el chascarrillo de aquella redacción -de los tiempos del periodismo analógico, claro­‑ en la que sonaba el teléfono a las nueve de la tarde. “No lo cojáis, no vaya a ser una noticia”, decía el redactor jefe de cierre. Tendrías que haber recordado la anécdota antes y no responder a la llamada telefónica de las nueve de la mañana en un lunes vacacional. Aunque supieras que el truco es inútil: las malas noticias llegan con precisión a su destino.

Primero te cuentan que Alicia Roldán, gerente del emblemático e imprescindible Teatro de la Abadía, había perdido la batalla y finalmente el cáncer pudo con ella. Los obituarios destacan al día siguiente su capacidad de trabajo y su eficacia.

La recuerdas, efectivamente, trabajadora y eficaz. Y también discreta, observadora y con un claro concepto de servicio al teatro más cercano a nuestro tiempo, al teatro incómodo que deja en el aire más preguntas que respuestas. También del papel que lo público y lo privado debían tener en el cada vez más complicado juego de la financiación de la cultura. Compartiste con Alicia un tiempo en la directiva de la Red Española, donde ejerció su magisterio con generosidad y complicidad, sin necesidad de recurrir al refugio del ego que tanto daño hace en los aparatos de gestión.

No habías tenido tiempo de digerir la primera noticia y ya llegaba la segunda. Nos había dejado Javier Leoni, actor y productor extremeño, una de esas figuras que difícilmente el público no especializado podría reconocer pero cuyo paciente y entregado trabajo en las últimas tres décadas tanto contribuyó a la normalización geográfica de la profesión escénica.

Leoni era una fuerza de la naturaleza cuya grandeza como persona se refugiaba en un personaje primo hermano de Max Estrella (con quien tanto quería) y de un Maiakovski iluminado y mesetario. Impenitente noctívago, bebedor lúcido, piropeador heterodoxo y marxista (más de Groucho que de Carlos), conversador divertido, saltarín y surrealista, Javier no pasaba inadvertido ni dentro ni fuera del escenario.

Hace unos años estuvo en Ponferrada interpretando “La nona”, un impresionante trabajo actoral sobre el texto de Roberto Cossa. Coincidió la visita con la presión de los taxistas locales contra la implantación del autobús nocturno. Algunos todavía recuerdan la aparición repentina de aquel sujeto que lideró en la madrugada golfa de la ciudad los cánticos reivindicativos mientras buscaba el penúltimo bar abierto.

Las semanas que empiezan con malas noticias toman carrerilla a medida que avanzan. El fatídico accidente en el viaducto del embalse del Azufre, la tragedia ferroviaria de Santiago la víspera festiva del apóstol… Marcas para una semana negra.

Fronterizos (Diario de León) 26 de julio de 2013

martes, 27 de agosto de 2013

Ideas para algún reality


Son bobadas que se te ocurren
por culpa de la inactividad vacacional




TE da por divagar, que es uno de los peligros del dolce far niente vacacional. Y el primero de esos peligros es que sueltas las riendas de la imaginación. Y se te ocurren entonces esas ideas tan ingeniosas que brillan justamente hasta que una segunda lectura las envía a su lugar natural, que es la papelera, de donde son rescatadas por los ejecutivos de algún reality.

Ya que el arte ha muerto, reflexionas, y la vida se ha convertido en permanente espectáculo para solaz de la masa, inventemos argumentos para programas de telerrealidad. Son baratos, tienen audiencia y lo que sobran son pobres diablos dipuestos a vender sus miserias por un puñado de euros y sus constitucionales quince minutos de fama. Al fin y al cabo, todos podemos ser Lucía Etxevarría y pagar nuestras deudas con Hacienda comerciando unos pucheritos bien colocados en prime time.

Pesadilla en el periódico, por ejemplo. Se encierra a un puñado de periodistas solventes en una redacción por la que van pasando modélicos empresarios de la comunicación. Tendrán que sortear con un mínimo de profesionalidad los caprichos del jefe, colocar titulares que oculten hábilmente la verdad y aguantar sin cobrar hasta el cierre del diario. El ganador del concurso obtendrá un fabuloso contrato por horas en un digital que deberá autofinanciar.

En El banquero se divierte las cámaras podrían seguir las ingeniosas gestiones de un grupo de directivos de entidades bancarias, obligados por contrato a ponerse sueldos astronómicos, acordes con su irresponsabilidad. Cualquier actuación razonable o que conlleve un mínimo de sentido ético será penalizada. Ganará aquel que consiga arruinar en menor plazo la entidad, que en la final será saneada con un jugoso aporte de dinero público.

Apadrine un minero debería desarrollarse en una comarca antaño próspera y actualmente en imparable depresión. En el Bierzo, por ejemplo. Sería estilo callejeros, con la cámara en movimiento picoteando en la derrota de trabajadores dispuestos a hacer dramáticas declaraciones, y mostrará la solidaridad vecinal. El programa acabaría organizando una gala benéfica con Ramoncín y Bertín Osborne y cuya recaudación se destinaría a la adquisición de televisores de plasma para familias en paro de las cuencas.

Un programa con tertulianos especializados en sistemas de seguridad de ferrocarril, que analizarían sin pestañear los más truculentos accidentes aéreos; otro con novelistas de ciencia ficción que aconsejaran a ministros en activo y uno con guionistas de stand-up comedy que competirían en la escritura de discursos a Rajoy y a Rubalcaba. Bobadas que se te ocurren por culpa de la inactividad vacacional. Quizá con eso se pueda hacer otro reality.

Fronterizos, Diario de León (2-agosto-2013)

sábado, 24 de agosto de 2013

Algunas cosas que pasan


Ana Zamora: "nuestra responsabilidad
es que todo acto teatral sea un acto político"



SON algunas cosas que pasan, pero que no debieran pasar.

A principios de verano, a la pizpireta alcaldesa de la localidad canaria de Telde le pusieron delante una alcachofa y, supongo que preocupada la muy ilustre por la cosa de la economía, no se le ocurrió nada mejor que poner como modelo de situación inviable en su ayuntamiento el de las bibliotecas."Las bibliotecas no dan dinero y hay más de catorce personas trabajando en ellas", dicen que dijo la señora alcaldesa. Y, prueba evidente de que Dios no existe, ni un humilde rayo del cielo cayó sobre ella.

Ya en este mes de agosto, con motivo del estreno en Segovia de "Penal de Ocaña", el último trabajo escénico de la compañía Nao d'Amores, su directora, Ana Zamora, reflexionaba en una entrevista sobre la responsabilidad del artista en estos tiempos de incertidumbre social y derrota moral.

Zamora, una de las más brillantes directoras del teatro español de la última década, autora de un impecable y premiado trabajo de investigación sobre las formas primitivas de la escena española, declaró que "nuestra responsabilidad es que todo acto teatral sea un acto político. Nuestra obligación es intentar cambiar esta mierda de mundo que tenemos".

Inmediatamente, el grupo municipal popular de Segovia emitió un encendido comunicado lleno de dislates sobre un supuesto sectarismo partidista del ayuntamiento al apoyar (con unas cantidades ridículas, por cierto) a esta compañía. Reivindicaba además "una cultura que tenga como referencia nuestro ADN, es decir, nuestra identidad cultural". Mezclar genética y cultura tiene tanto peligro como combinar ácido nítrico, sulfúrico y glicerina: lo primero genera nazismo, lo segundo nitroglicerina.

Ambas noticias tienen en común bastante más de lo que parece. Ambas reflejan no solo un desconocimiento absoluto de lo que supone la cultura para el ser humano sino un desprecio por las obligaciones que el Estado y sus administraciones tienen asumidas por mandato constitucional.

Como las bibliotecas no dan dinero y hay que cerrarlas, es probable que los redactores segovianos de la nota no hayan tenido ocasión de leer a Aristóteles, un señor que teorizó mucho sobre el concepto de política y al que Ana Zamora probablemente conoce bastante bien a juzgar por sus aristotélicas declaraciones.

Puede ser también que dado el alto coste de las bibliotecas, se lee poco. Y entonces el concepto de política se confunde mucho con esa actividad rastrera que consiste en tomar el poder para tener poder, no para generar estructuras de participación democrática que favorezcan el diálogo, el conocimiento y la corresponsabilidad ciudadana en el ejercicio del propio poder.

Son, ya digo, cosas que pasan. Pero que no debieran pasar.

Fronterizos (Diario de León) 24 agosto 2013