Alicia Roldán y Javier Leoni: grandes que se van... |
Primero te
cuentan que Alicia Roldán, gerente del emblemático e imprescindible Teatro de la
Abadía, había perdido la batalla y finalmente el cáncer pudo con ella. Los
obituarios destacan al día siguiente su capacidad de trabajo y su eficacia.
La
recuerdas, efectivamente, trabajadora y eficaz. Y también discreta, observadora
y con un claro concepto de servicio al teatro más cercano a nuestro tiempo, al
teatro incómodo que deja en el aire más preguntas que respuestas. También del
papel que lo público y lo privado debían tener en el cada vez más complicado
juego de la financiación de la cultura. Compartiste con Alicia un tiempo en la
directiva de la Red Española, donde ejerció su magisterio con generosidad y
complicidad, sin necesidad de recurrir al refugio del ego que tanto daño hace
en los aparatos de gestión.
No habías
tenido tiempo de digerir la primera noticia y ya llegaba la segunda. Nos había
dejado Javier Leoni, actor y productor extremeño, una de esas figuras que
difícilmente el público no especializado podría reconocer pero cuyo paciente y
entregado trabajo en las últimas tres décadas tanto contribuyó a la
normalización geográfica de la profesión escénica.
Leoni era
una fuerza de la naturaleza cuya grandeza como persona se refugiaba en un
personaje primo hermano de Max Estrella (con quien tanto quería) y de un
Maiakovski iluminado y mesetario. Impenitente noctívago, bebedor lúcido, piropeador
heterodoxo y marxista (más de Groucho que de Carlos), conversador divertido, saltarín
y surrealista, Javier no pasaba inadvertido ni dentro ni fuera del escenario.
Hace unos
años estuvo en Ponferrada interpretando “La nona”, un impresionante trabajo
actoral sobre el texto de Roberto Cossa. Coincidió la visita con la presión de
los taxistas locales contra la implantación del autobús nocturno. Algunos
todavía recuerdan la aparición repentina de aquel sujeto que lideró en la
madrugada golfa de la ciudad los cánticos reivindicativos mientras buscaba el
penúltimo bar abierto.
Las
semanas que empiezan con malas noticias toman carrerilla a medida que avanzan.
El fatídico accidente en el viaducto del embalse del Azufre, la tragedia
ferroviaria de Santiago la víspera festiva del apóstol… Marcas para una semana
negra.
Fronterizos (Diario de León) 26 de julio de 2013
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