miércoles, 28 de agosto de 2013

Una semana negra




Alicia Roldán y Javier Leoni: grandes que se van...
CREO que era Haro Tecglen el que contaba el chascarrillo de aquella redacción -de los tiempos del periodismo analógico, claro­‑ en la que sonaba el teléfono a las nueve de la tarde. “No lo cojáis, no vaya a ser una noticia”, decía el redactor jefe de cierre. Tendrías que haber recordado la anécdota antes y no responder a la llamada telefónica de las nueve de la mañana en un lunes vacacional. Aunque supieras que el truco es inútil: las malas noticias llegan con precisión a su destino.

Primero te cuentan que Alicia Roldán, gerente del emblemático e imprescindible Teatro de la Abadía, había perdido la batalla y finalmente el cáncer pudo con ella. Los obituarios destacan al día siguiente su capacidad de trabajo y su eficacia.

La recuerdas, efectivamente, trabajadora y eficaz. Y también discreta, observadora y con un claro concepto de servicio al teatro más cercano a nuestro tiempo, al teatro incómodo que deja en el aire más preguntas que respuestas. También del papel que lo público y lo privado debían tener en el cada vez más complicado juego de la financiación de la cultura. Compartiste con Alicia un tiempo en la directiva de la Red Española, donde ejerció su magisterio con generosidad y complicidad, sin necesidad de recurrir al refugio del ego que tanto daño hace en los aparatos de gestión.

No habías tenido tiempo de digerir la primera noticia y ya llegaba la segunda. Nos había dejado Javier Leoni, actor y productor extremeño, una de esas figuras que difícilmente el público no especializado podría reconocer pero cuyo paciente y entregado trabajo en las últimas tres décadas tanto contribuyó a la normalización geográfica de la profesión escénica.

Leoni era una fuerza de la naturaleza cuya grandeza como persona se refugiaba en un personaje primo hermano de Max Estrella (con quien tanto quería) y de un Maiakovski iluminado y mesetario. Impenitente noctívago, bebedor lúcido, piropeador heterodoxo y marxista (más de Groucho que de Carlos), conversador divertido, saltarín y surrealista, Javier no pasaba inadvertido ni dentro ni fuera del escenario.

Hace unos años estuvo en Ponferrada interpretando “La nona”, un impresionante trabajo actoral sobre el texto de Roberto Cossa. Coincidió la visita con la presión de los taxistas locales contra la implantación del autobús nocturno. Algunos todavía recuerdan la aparición repentina de aquel sujeto que lideró en la madrugada golfa de la ciudad los cánticos reivindicativos mientras buscaba el penúltimo bar abierto.

Las semanas que empiezan con malas noticias toman carrerilla a medida que avanzan. El fatídico accidente en el viaducto del embalse del Azufre, la tragedia ferroviaria de Santiago la víspera festiva del apóstol… Marcas para una semana negra.

Fronterizos (Diario de León) 26 de julio de 2013

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