sábado, 24 de agosto de 2013

Algunas cosas que pasan


Ana Zamora: "nuestra responsabilidad
es que todo acto teatral sea un acto político"



SON algunas cosas que pasan, pero que no debieran pasar.

A principios de verano, a la pizpireta alcaldesa de la localidad canaria de Telde le pusieron delante una alcachofa y, supongo que preocupada la muy ilustre por la cosa de la economía, no se le ocurrió nada mejor que poner como modelo de situación inviable en su ayuntamiento el de las bibliotecas."Las bibliotecas no dan dinero y hay más de catorce personas trabajando en ellas", dicen que dijo la señora alcaldesa. Y, prueba evidente de que Dios no existe, ni un humilde rayo del cielo cayó sobre ella.

Ya en este mes de agosto, con motivo del estreno en Segovia de "Penal de Ocaña", el último trabajo escénico de la compañía Nao d'Amores, su directora, Ana Zamora, reflexionaba en una entrevista sobre la responsabilidad del artista en estos tiempos de incertidumbre social y derrota moral.

Zamora, una de las más brillantes directoras del teatro español de la última década, autora de un impecable y premiado trabajo de investigación sobre las formas primitivas de la escena española, declaró que "nuestra responsabilidad es que todo acto teatral sea un acto político. Nuestra obligación es intentar cambiar esta mierda de mundo que tenemos".

Inmediatamente, el grupo municipal popular de Segovia emitió un encendido comunicado lleno de dislates sobre un supuesto sectarismo partidista del ayuntamiento al apoyar (con unas cantidades ridículas, por cierto) a esta compañía. Reivindicaba además "una cultura que tenga como referencia nuestro ADN, es decir, nuestra identidad cultural". Mezclar genética y cultura tiene tanto peligro como combinar ácido nítrico, sulfúrico y glicerina: lo primero genera nazismo, lo segundo nitroglicerina.

Ambas noticias tienen en común bastante más de lo que parece. Ambas reflejan no solo un desconocimiento absoluto de lo que supone la cultura para el ser humano sino un desprecio por las obligaciones que el Estado y sus administraciones tienen asumidas por mandato constitucional.

Como las bibliotecas no dan dinero y hay que cerrarlas, es probable que los redactores segovianos de la nota no hayan tenido ocasión de leer a Aristóteles, un señor que teorizó mucho sobre el concepto de política y al que Ana Zamora probablemente conoce bastante bien a juzgar por sus aristotélicas declaraciones.

Puede ser también que dado el alto coste de las bibliotecas, se lee poco. Y entonces el concepto de política se confunde mucho con esa actividad rastrera que consiste en tomar el poder para tener poder, no para generar estructuras de participación democrática que favorezcan el diálogo, el conocimiento y la corresponsabilidad ciudadana en el ejercicio del propio poder.

Son, ya digo, cosas que pasan. Pero que no debieran pasar.

Fronterizos (Diario de León) 24 agosto 2013

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