viernes, 20 de diciembre de 2013

Todo para los pobres


Cuántos Plácido se podrían rodar a beneficio de los
desheredados de la tierra, agradecidos por convertir
un derecho en caridad


SE iba a llamar Siente un pobre a su mesa pero la censura no permitió un título tan explícitamente provocador. La idea inicial de Berlanga era contar un banquete navideño en el que los ricos invitaban a los pobres: los primeros se comían las pechugas y los segundos las alas del pollo.

La incorporación al guión de Plácido del maestro Rafael Azcona agrió el tono cómico inicial y convirtió el pellizco malvado de Berlanga en una obra maestra de eso que llamamos “humor negro”. Ese que dibuja una línea entre Quevedo y Buñuel, con estaciones en Goya, Solana, Valle, el mismísimo Gila o el propio Azcona.

No sé si la recuerdan. En una ciudad de provincias se organiza una subasta de pobres, que serán acomodados en la cena de Nochebuena de las familias burguesas. En esa opereta por la que desfila un surtido rosario de pretenciosos y mediocres personajes, Plácido es un pobre infeliz contratado para participar con su motocarro en la burda cabalgata benéfica, una tarea que se le complica al vencerle la primera letra del vehículo con el que intenta ganarse la vida.

Recuerdo siempre esta película cuando se acerca la Navidad. Es la época en la que más gustan los pobres. “Pero nos gustan para la caridad: la justicia social nos la hemos pasado por el arco de triunfo desde hace décadas”, dice mi amigo Jesús Arbués en una de sus extraordinarias filípicas del universo digital. “Todo para los pobres, pero sin los pobres. Por las mañanas les hacemos firmar unas condiciones en la hipoteca que no se le hubieran ocurrido a los trileros de las Ramblas, los engañamos con la estampita de las preferentes y luego los desahuciamos como mafiosos. Pero, eso sí, por las tardes les llevamos alimentos a punto de caducar”.

Todo para los pobres: un juzgado catalán condena a un año de cárcel a un mendigo que robó una barra de pan tras agarrar de la bata a la dependienta. Siempre pensando en los pobres: mientras cuatro millones de hogares en España sufren la llamada pobreza energética, en enero volverá a subir la luz un pico y las cuatro grandes compañías del sector acumulan un beneficio indecente.

Cómo nos preocupamos de los pobres: en Alcalá de Guadaira fallecen tres personas con serias dificultades económicas después de ingerir alimentos, al parecer, caducados. Qué bien nos ocupamos de los pobres: en Ponferrada, el número de familias atendidas por Cáritas se ha incrementado en un 30% en este mismo año.

Y con tanto pobre donde elegir, qué espléndidos nos llegamos a poner, cuánto artista dispuesto a contribuir a la causa, que de galas, desfiles, cenas, carreras y ceremonias varias. Cuántos Plácido se podrían rodar a beneficio de los desheredados de la tierra, agradecidos por convertir un derecho en caridad.

Fronterizos. Diario de León (20, diciembre, 2013)

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