viernes, 11 de octubre de 2013

El haiku de Montoro


Los salarios / no bajan: / moderan su crecimiento, 
ha dicho el inefable Montoro



LO de los brotes verdes ya no se lleva: desgastaron la expresión por usarla antes de tiempo. Pero vivimos el orwelliano mundo de la perífrasis y el metalenguaje. Somos maestros en el uso del “fracking” comunicativo que permite estirar las palabras, retorcer los enunciados, ensortijar las frases hasta conseguir la realidad paralela en la que nos movemos como zombis.

Quizá por eso nos estamos haciendo papistas de Francisco, el líder de una iglesia que gana más adeptos entre los agnósticos que entre los convencidos, porque cuando habla se le entiende todo y dice cosas que nadie en su sano juicio puede no compartir.

El Papa argentino dice, por ejemplo, que lo ocurrido en Lampedusa es una "vergogna", y se produce el milagro del don de lenguas, de que todos entendemos el italiano y nos sentimos impotentes ante la indiferencia con la que aceptamos a los muertos que buscan un plato de sopa caliente.

Pero los muertos, nos explican, son los bárbaros. Y los bárbaros nos dan miedo. Nos han enseñado que se comerán nuestra comida, nos han asegurado que violarán a nuestras mujeres y ocuparán nuestras viviendas. Y cuando el temor ya se ha extendido, aparecen salvadores como el Frente Nacional francés, a la cabeza en las encuestas de intención de voto para las próximas europeas.

Ellos nos convencen de que pueden guardar las fronteras, de que saben resguardarnos de los desesperados. Ellos crearán miles de puestos de trabajo para vigilantes aduaneros, pondrán a funcionar las fábricas de acero para rodear nuestro temblor de alambre de espino, levantarán muros de hormigón en medio del mar. Ellos saben cómo hacerlo. Y saben, sobre todo, cómo contarlo.

Porque ya nos han demostrado que la mayoría de los ciudadanos tenemos problemas de comprensión. Somos infantes incapaces de descifrar el lenguaje complejo de una novela como el Quijote (que ahora resulta ser de un judío oriundo de la montaña de León) o la factura de la luz, que sin duda ha sido diseñada por algún alumno aventajado de Lex Luthor.

Por eso tenemos que dejar las cosas importantes en las manos de los que saben. Gente como el admirado ministro Montoro, capaz de resumir en una escueta frase los complejos problemas del cine español y autor de ese maravilloso "los salarios / no bajan: / moderan su crecimiento", que así escrito se descubre como un haiku social de inigualable genio.

Por eso tenemos que hacer el esfuerzo de buscar los signos de la esperanza en las más recónditas señales y confiar en que las jóvenes promesas que lideran la oposición nos lleven con pulso firme hacia los años ochenta del siglo anterior, entendiendo, como en aquella humorada de Borges, que tenemos todo el pasado por delante. Ellos sabrán explicarlo.

Fronterizos. Diario de León (11-octubre-2013)

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