martes, 8 de octubre de 2013

Ha donde va la cultura

Piden que el Teatro Español mantenga una
oferta de “producción prioritariamente madrileña”

UNA tal Milagros Hernández, concejala por IU y portavoz de ese grupo en el Área de las Artes del Ayuntamiento de Madrid, envió hace unos días un escrito a Natalio Grueso, responsable de programación escénica en la capital. Planteaba la concejala una serie de reclamaciones sobre el funcionamiento de los teatros públicos madrileños, solicitando, entre otras cosas, que el Teatro Español –el más emblemático de los espacios escénicos de la corte-­ mantuviera una oferta de “producción prioritariamente madrileña”.

Es muy libre la señora concejala de pedir lo que ella entienda necesario para el buen funcionamiento del teatro, aunque no deja de sorprender el arrebato proteccionista en la edil de una formación que, entiende uno, parte de una máxima política internacionalista.

Tampoco aclara en su escrito si la producción madrileña a la que se refiere como prioritaria para el Español se limita a artistas de la capital, pongamos por caso los nacidos entre Vallecas y Chamberí, o se hace extensiva también a creadores de la comunidad, lo que permitiría la inclusión de autores nacidos, por ejemplo, en Becerril de la Sierra.

El problema no surge de las inclinaciones patriótico-capitalinas de la señora Hernández, que cada uno es muy libre de vestirse con la bandera que le venga en gana. Lo que sería exigible en una responsable pública de la cultura, entiende uno, es que escribiera sin faltas de ortografía. Y la carta enviada al señor Grueso es, por lo que parece, un compendio de graves errores ortográficos que espantan incluso a un alumno de la ESO.

El primero, para evitar rodeos, en el propio encabezamiento, que la concejala tituló “Ha donde va el Teatro Español”, con esa “hache” que hace daño a la vista y la ausencia de la preceptiva tilde interrogativa. El destinatario de la misiva aprovechó que el Manzanares pasa por Madrid y se despachó a gusto: “que la máxima responsable de cultura de un partido político con aspiraciones de gobierno maltrate así el diccionario dice mucho de esa terrible crisis que sufre nuestro país (...) si los responsables culturales escriben así me temo que no hay solución para la cultura”.

Tenemos, efectivamente, un problema serio, empezando por la indefinición entre las delicadas fronteras entre cultura, entretenimiento y conocimiento, que tan difusas se han vuelto. El sistema autonómico, indudablemente beneficioso en cuanto al incremento de la inversión en promoción e infraestructuras, tiene su lado oscuro en la generación de un sistema de proteccionismo territorial en el que se ha abandonado el debate teórico sobre la excelencia y la calidad frente a la primacía del origen.

Y en ese contexto, hasta la izquierda levanta fronteras y se pregunta “ha donde vamos”.

Fronterizos. Diario de León (4 octubre 2013)

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