Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido
en la calle no pediría un pan; sino que pediría
medio pan y un libro (Federico García Lorca)
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DEBIÉRAMOS poner un anuncio en
los periódicos. “Se ofrece comarca singular, geográficamente bien definida,
limítrofe entre Galicia y Castilla y León, escasamente habitada, con marcada
tendencia al envejecimiento, muy vinculada desde hace un siglo a la industria
minera y energética, con potencialidades en agricultura y turismo, con fuerte
personalidad aunque también con marcadas tendencias esquizofrénicas,
fuertemente individualista, resistente al trabajo colectivo, dotada de un organismo
político recién reformado de escasa repercusión social. Abundante en agua y
patrimonio. Regularmente comunicada. Se busca plan de futuro. Urge”.
Desde
la gran crisis de la filoxera, que en el cambio entre el siglo XIX y XX colocó
a la comarca en una situación crítica, obligando a miles de ciudadanos a cruzar
el océano para buscar oportunidades, nunca el Bierzo había vivido una situación
tan preocupante como la que ahora muestra, con una minería carbonífera a la que
claramente le han puesto una cercana e irreversible fecha de caducidad, una
industria energética en manos de no sabemos bien qué intereses que mantiene
inactivas nuestras centrales y unos indudables pero insuficientes avances en
materia agro turística y medioambiental.
La creación de un órgano de gestión
único en Las Médulas es, en este sentido, una espléndida noticia aunque llegue
con veinte años de retraso. Pero la crisis se está cebando con especial
virulencia precisamente en la zona de la provincia donde se había creado un
tejido más intenso y a la desaparición de empresas va unido el inevitable
crecimiento del paro, que ha superado en las oficinas comarcales la temible
cifra de 12.000 desempleados, un tercio aproximadamente del total provincial.
Quiere uno creer, pese a todo, que este pedazo de tierra
tiene posibilidades suficientes como para tener un buen pasar, sin llegar a
paraíso terrenal, como la publicidad turística vende, o a esa “región más rica
de Europa” que Tarsicio ha utilizado como mantra. Aunque para ello sea
necesario desterrar algunos de nuestros ancestrales vicios tales como la
resistencia al proyecto común, el personalismo, el politiqueo caciquil o la
avaricia de protagonismo.
Y un detalle fundamental, cuya ausencia en el
proyecto político comarcal ha lastrado su propia existencia. “Yo, si tuviera
hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría
medio pan y un libro”, dijo García Lorca a sus vecinos en los primeros meses de
la República. Hoy más que nunca y precisamente por la difícil situación
económica se hace necesaria en el Bierzo la reivindicación cultural que pedía
el poeta. Sólo así evitaríamos sacar nuestro futuro a subasta en un anuncio en
el periódico.
Fronterizos. Diario de León (7-1-2011)
¡Qué en El Bierzo la cultura florezca tanto como la naturaleza!
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