viernes, 17 de mayo de 2013

En manos de la literatura


Por aquí bien podría ganarse la vida
un detective como Germán Areta. 

Lástima que se nos haya muerto
Alfredo Landa.
LE asaltó una duda. Fue un asalto limpio, sin armas ni amenazas, pero suficiente para confundirlo. ¿De qué género literario podría ser Ciudad del Puente? Pensarán que es una cuestión estúpida pero un asalto es un asalto.

En principio, descartó la lírica. En ese campo existen en la Comarca Circular poblaciones más competentes. Difícilmente se podrían igualar los méritos de la Villafranca de nobles piedras, altos nombres, 
huertos secretos y siglos de pizarra, resumidos por Dámaso Alonso.

Frente a tanto adjetivo, poco puede hacer el machadiano “Londres, Madrid, Ponferrada, tan lindos… para marcharse”. Si acaso, algo podría aportar el pueblo a una letra más bukowskiana, con mucho taco, su pizca de sexo y su punto de alucinación etílica.

Esta es, sin duda, una ciudad de novela. Pero con esa conclusión no resolvió la duda. Novela satírica, folletinesca, costumbrista, picaresca. Tal vez de ciencia ficción. Por qué no gótica. O de caballerías.

Ciudad del Puente reúne condiciones para la novela negra, esa respuesta popular del realismo social al relato de misterio pequeño burgués. Con ella, los crímenes de la clase alta, investigados por el bien educado Poirot, dejaron paso a callejones lóbregos por los que deambulaban huelebraguetas llamados Sam o Philip, que bebían güisqui barato y tenían siempre una respuesta cortante con la que fascinar a las chicas malas.

Por aquí bien podría ganarse la vida un detective como Germán Areta, ideal para investigar la desaparición de materiales en la placa ferroviaria. Al fin y al cabo, Areta conoce bien la zona: en uno de sus casos rastreó la desaparición de la hija de un ferretero de por aquí. Lástima que se nos haya muerto Alfredo Landa.

O Julián Fierro, que me da a mi que es oriundo de la parte de la montaña de León, aunque Noemí Sabugal no aporta muchos datos en la aventura que este policía taciturno protagoniza en el Madrid pre-bélico de “Al acecho”. Bien podría Fierro investigar las relaciones entre Victorino y el ministro Soria. Aunque de momento no hay cadáveres, no se descartan en un próximo futuro.

También podría ser el paraíso de la novela esotérica, con alguna trama detectivesca en la que salgan templarios a la caza del cuerno del alicor que anda buscando Iker Jiménez por el Valle del Silencio. Bien pudiera el periodista Emilio Ruiz de “La Biblia bastarda” (otro que juraría que desciende de algún pueblo del valle del Sil), la novela de los hermanos Tascón, encabezar una historia sobre el secreto, sin duda telúrico, que hace desaparecer los trenes entre León y Galicia.

Se quedó finalmente con las mismas dudas, aunque también con una certeza: el destino de Ciudad del Puente está en manos de la literatura. Le entró entonces una repentina tiritona.

Fronterizos. Diario de León (17-mayo 2013)

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