¿RECUERDAS esa secuencia
de Amenábar en “Abre los ojos”, cuando Noriega va conduciendo por las calles
vacías de Madrid y acaba caminando, solo y desorientado, por una Gran Vía
absolutamente desierta?
– Me acuerdo.
Me pareció un hallazgo visual extraordinario. El paisaje familiar más cotidiano
convertido en un escenario de pesadilla que genera una inquietud indefinible y
cosquilleante.
– Pues así
veo yo Ciudad del Puente muchos días. Avenidas silenciosas donde ni tus propios
pasos producen eco. Una bolsa de plástico arrastrada por el viento. Al final de
la calle hay un hombre con el que te vas a cruzar. Se detiene. Te mira. Duda si
cambiar de acera…
– Eso podría
ser de cualquier “spaghetti western” de los de antes de que Sergio Leone
estirara hasta el infinito el tiempo de los duelos.
– También me
acuerdo mucho estos días del personaje que hacía Richard Gere en “Pretty
Woman”. ¿Te acuerdas a qué se dedicaba?
– Era rico y
salía con putas.
– Era un
hombre de negocios que compraba a precio de ganga empresas en ruina para
despiezarlas y extraerles todo el jugo de cada una de sus piezas. En la
película quiere quedarse con un astillero que tiene posibilidades de salvarse
con la firma de un contrato jugoso con el gobierno… Pero el tipo tiene a sueldo
políticos corrompidos
– Esa
historia me suena. ¿No anda uno por aquí que compra hoteles de lujo por un
euro?
Un silencio.
– Pues a mi
siempre me ha gustado mucho un momento de “Casablanca”. Los alemanes quieren
clausurar el café con la excusa de que es un casino.
Cuando Rick, el dueño del garito, le pide explicaciones al policía francés, el
capitán Renault se pone cínico y exclama: “¡Qué escándalo, en este local se
juega!”. En ese momento entra en plano el croupier,
deslizando un fajo de billetes al oficial mientras le susurra “sus ganancias,
señor comisario”.
– El caso es que esa historia también me suena. ¿Y no tenían un libro en
el que se iban contabilizando las entregas en metálico?
– La estás confundiendo con “Los
intocables de Eliot Ness”. En esta había un contable de la policía en el equipo
que dirige Kevin Costner y descubre que
Capone evade impuestos. Al final lo condenan no por sus crímenes mafiosos sino
por delito fiscal.
– Pues yo lo del libro de cuentas lo he visto en otra… Es una en la que
el jefe sale y dice que todo lo que se ha publicado es falso, “menos alguna
cosa”. Pero lo dice delante de una señora alemana que pone cara de póker. Quizá
sea de una comedia de Billy Wilder.
Otro
silencio.
– ¿Y cómo se titulaba aquella en la que un padre le explica al hijo que
cada vez que un político español acusa a su contrario de ser más corrupto se
muere un gatito en Madagascar?
– Hemos quedado
en contarnos películas. Solo películas.
Silencio final.
Fronterizos. Diario de León (8-2-13)
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