Arno Schmidt: uno que escribía
hace sesenta años como si supiera
las cosas que pasan ahora mismo
Foto: revistaenie.clarin.com
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AHORA mismo hay un burócrata que está redactando el
reglamento de aprovechamiento de contenedores de basura, imaginando qué tipo de
gravamen se puede aplicar a la miseria para, de esa forma, remontar la línea
quebrada de las tendencias económicas sin hacer sufrir demasiado a los que
pueden. Los que pueden han descubierto que Gerard Depardieu es un pedazo de actor. Y muy
listo.
Hay al menos uno que ayer mismo se
planteó la reivindicación de la singularidad del respiro berciano como sujeto
político soberano y, no muy lejos, otro que está preparando un recurso ante el
Constitucional. Ninguno de los dos ha leído a un poeta putero y drogadicto que
se llamaba Baudelaire y por eso no notaron pasar a su lado “el viento del ala
de la imbecilidad”.
En las facultades donde se fabrican
periodistas en paro están entregados estos días a la reforma conceptual del
género de la entrevista para adecuarlo al bolero que bailaron el Rey y Hermida
hace unos días en la tele.
En las últimas horas, hay un alcalde
que ha solucionado su problema judiciales echando mano a la chequera, tal vez
porque está convencido de que agredir a un vecino no es lo peor que ha hecho.
Alguien,
en estos momentos, calcula el ahorro que para las arcas públicas supondría
limitar el acceso a la educación y a la sanidad en razón de la renta. A su lado
hay un mamporrero dispuesto a elaborar un argumentario cargado de fraseología,
el mejor disfraz para la ideología. Y un ministro que recuerda aquella frase de
Menen en los noventa argentinos: “nada de lo que deba ser estatal permanecerá
en manos del estado”.
Hay
unos pocos que acaban de poner la cartilla al día en un banco suizo. Había uno
que planteó la urgente necesidad de acabar con los paraísos fiscales pero en el
club dejaron de hablarle y se ha echado a perder por la bebida.
Serán por lo menos media docena los que
ahora están sumando las ganancias que van a tener importando carbón. Unos
cuantos más están mirando el mapa del mundo para decidir a qué parte emigrar.
Como hace tiempo que ya no leen el periódico, no se han enterado del llamamiento que se ha hecho a las empresas
para que no se añada más tensión. Los de las empresas sí leen el periódico,
pero hacen como si no.
En
un país de ahí al lado, una tal Cicciolina ha lanzado un partido que defiende el amor y
la naturaleza. Ante semejante amenaza, el amor y la naturaleza han renunciado a
su defensa y se han declarado culpables.
En algún sitio hay uno que está leyendo
una frase. “Todo escritor debería recoger a manos llenas las ortigas de la
realidad y mostrárnoslo todo: las raíces negras y viscosas, los tallos verdes y
venenosos, las flores insolentes”. La escribió un tipo que se llamaba Arno Schmidt. Un alemán arisco y
atormentado que escribía hace sesenta años como si supiera las cosas que pasan
ahora mismo.
Fronterizos. Diario de León (18-1-13)
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