lunes, 8 de abril de 2013

Algunos hombres libres


Raúl Guerra Garrido, con Noemí Sabugal, 
y, abajo, Jordi Dauder recibiendo el Goya





COMO que te pedía el cuerpo hablar de personas libres. En estos tiempos hay que explicarlo todo, especialmente lo evidente. Aclaras, por tanto: personas que han conseguido, sin codazos ni pisotones, cargados con las únicas armas de la tenacidad, el talento y el trabajo, hacer de su pasión su profesión.

Y hacerlo bien, a gusto con su conciencia, atentos a la realidad de su tiempo, comprometidos con los principios que nos hacen mejores, con el ruido justo al que obliga la vida, convencidos de que tras la perfección absoluta se oculta la peligrosa tara del fanatismo, compensando las inevitables contradicciones con un punto de humor.

Eso te pedía el cuerpo, agotado de las dobleces del lenguaje cotidiano, y la casualidad te ha traído un par de hermosos ejemplares de auténticos hombres libres.

El primero anduvo el otro día por la Pascua de Cacabelos, su pueblo. Aunque Raúl Guerra Garrido nació en Madrid, los del Cúa son muy suyos y hacen como los de Bilbao, que nacen donde les da la gana.

Noemí Sabugal lo acompañó en la presentación de “La estrategia del outsider”. No sabemos si es por su buen oficio periodístico o por su afición al género negro, pero lo cierto es que Noemí interroga con habilidad de detective experimentado. Tanto que, en el acto, ambos escritores descubrieron al señor alcalde de la villa un nuevo género literario: el monólogo entre dos.

RGG ha escrito la novela de un hombre audaz y sabio, que maneja a su antojo recursos narrativos nada convencionales para hablar del derecho a la disidencia. Si la vejez es la ausencia de proyectos, con esta pieza compleja y apasionante descubrimos que Raúl es un joven que dice tener 78 años, pero solo para poder presumir de viejo.

Al otro hombre libre te lo encontraste hace unas pocas horas, aunque murió hace año y medio. Se llamaba Jordi Dauder y se ganó la vida como actor, pero fue muchas cosas más. Sobre él se acaba de estrenar un conmovedor documental, hecho desde la admiración y la amistad, titulado “La revolución pendiente”.

Es una película proteica para tiempos de incertidumbre. Acabas de verla y te entran ganas de leer libros y de escuchar canciones arrinconadas por la comodidad del pensamiento. También de levantar barricadas frente al conformismo con la usura criminal.

A Jordi, el trotskista ilustrado que escribía poesía, el republicano a la francesa convencido de que educación, cultura y laicidad hacen a las personas ciudadanos, no súbditos, le preguntan en el documental sobre algo que le haya quedado pendiente en la vida. Y, con su voz dulce y convincente, el exiliado que levantó adoquines en el mayo francés no duda su respuesta: “Me faltaría, como mínimo, que ganáramos alguna vez”.

La contestación de un hombre libre.

Fronterizos. Diario de León (5-abril-2013)

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