miércoles, 3 de abril de 2013

El homenaje



José Antonio Correa en el homenaje
del Festival de Cine de Ponferrada en 2004 
(Foto: Luis de la Mata. Diario de León)

VAYA por Dios, amigo Correa, fíjate cómo son las cosas: ya te han fastidiado bien estos chicos del Festival de Cine de Ponferrada, que te preparan un homenaje como Dios manda, con flores, discursos, emoción y aplausos y tú, ahí, aguantando, en tu marca, hasta que suene el ¡corten!, con cara de agasajado feliz.

Quién te lo iba a decir aquellas noches que se hacían días por la carretera de Molina, cuando me confesabas que nada de placas y besos..., mejor tu nombre en un callejón sin salida: "Calleja de José Antonio Correa".

Y las parejas ardientes apurando las horas bajo el rótulo donde algún amigo complaciente iría a orinar desafiando ordenanza y autoridad. Un Callejón del Gato, brillante y hambriento, como el Madrid del de las barbas de chivo que tanto admirábamos en locales húmedos y destartalados, habitados por uniformes raídos de cuando la patria era un imperio de canciones feas y correajes. 

Pero, ya ves, Pepín, siempre te dije que el futuro no es como nos los esperábamos sino como nos lo temíamos, que bien lo aprendí del novelista gastrónomo que preparó su muerte escuchando los pájaros de Bangkok. Y ahora los del cine quieren que tu pueblo te conozca, que vean tus trabajos en películas que hablan de anarquistas irredentos y ciudades moralmente tristes, que los papeles saquen tu fotografía de actor que hizo la huelga del 77 para reivindicar el descanso semanal y la dignidad de un oficio siempre sospechoso de herejía. 

Total, Pepe, mira por donde vas a pisar la escena del Bergidum como protagonista, aunque todos hubiésemos preferido verte como maravilloso secundario, tocando la guitarra en una taberna de los suburbios imaginada por un escritor que sueña patrias imposibles.

Fronterizos. Diario de León (4-octubre-2004)

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