La gran muchedumbre (Antonio Saura) |
LA parábola del colibrí la lleva en repertorio el
activista Juan Carlos Monedero quien, en un acto sorprendentemente
multitudinario para la costumbre local, presentó hace unos días su último libro
en Ciudad del Puente. Una intervención apasionada, documentada, crítica y poco
convencional que cerró con el cuento del colibrí.
En el bosque se desata un pavoroso
incendio. Los animales huyen espantados buscando refugio. Todos los grandes
animales corren alejándose del fuego salvo el pequeño colibrí, que llena su
buche de agua en el arroyo y la arroja contra las llamas. Los demás animales le
reprochan su temeridad y se burlan advirtiéndole de que una gota de agua no
servirá de nada contra un incendio tan enorme. El colibrí les responde: “Ya,
pero yo estoy haciendo mi parte”.
Creo que en cada pueblo
de este país hay mucha gente haciendo su parte. Su diminuta, puede que
insignificante, pero nunca ínfima ni irrisoria parte. Son gente que no sale en
los periódicos, a la que ningún medio entrevista y cuya opinión nadie consulta.
Son gente que pone todo el
interés en hacer bien su trabajo, ya sea éste apretar tuercas o trasplantar
corazones. Gentes cumplidoras que meten hasta el último euro ganado en su declaración
de la renta, tienen una cuenta pequeña a plazo fijo, saludan a los vecinos con
una sonrisa en el ascensor y sacan tiempo para echar una mano al que la
necesita sin pregonar su talante solidario por megafonía.
Esa gente que ha hecho su
parte sin mayor lamento, porque siempre ha entendido que así deben ser las
cosas, vive desconcertada. A esa gente le cuesta cada día más aplicar la mesura
de su existencia ante las toneladas de podredumbre que enfangan lo que creía
sólido, ante la desfachatez con la que el poder pone a funcionar su pesado
mecanismo para proteger los intereses de una minoría cada día más enriquecida y
soberbia.
Esa gente que ha hecho su
parte empieza a comprender que no todos han aplicado la misma laboriosidad honrada.
Y han salido a la calle. En Gamonal, contra una obra que ahora no toca. En
Madrid, contra la privatización de la sanidad. En toda España, contra la
cascada de desahucios que deja en la calle a miles de familias mientras seguimos
pagando el saneamiento de una banca indigna, mezquina y avarienta.
La gente que ha hecho su
parte ha recordado aquellas palabras de Martin Luther King: “cuando reflexionemos sobre nuestro siglo XX,
no nos parecerá lo más grave las fechorías de los malvados, sino el escandaloso
silencio de las buenas personas”.
Y han comenzado a compartir su preocupación con otros
pequeños colibríes que están llenando sus buches para apagar las llamas. Y
millones de colibríes con el buche lleno son muchas toneladas de agua.
Fronterizos. Diario de León (31, enero, 2014)
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