El caralibro su décimo aniversario elaborando por nosotros nuestros propios recuerdos |
ES maravilloso que en
tiempos de tribulación alguien se acuerde de nosotros, aunque sea un recuerdo
automatizado, como de mentira virtual.
Así lo ha hecho la empresa modelo del
nuevo capitalismo, que es la cara más cruel del mismo capitalismo de siempre.
Antes de que se fundase, es esa misma empresa la que se le apareció hace seis
décadas a Orwell en una pesadilla novelada, convertida ahora en la más irremediable
de las realidades.
Pendiente
siempre de nuestra satisfacción, celebra el caralibro su décimo
aniversario elaborando por nosotros nuestros propios recuerdos mediante un videobook azucarado y lacrimoso al que todos nos sumamos en una
irresponsable dejación de funciones sobre nuestra propia existencia.
Caralibro ha hecho realidad esa distopía empresarial en la que medio mundo trabaja
gratis y contento, espoleado por su propio ego. La perfección del capitalismo
del siglo XXI, que es como el del XIX pero mejorado tecnológicamente: donde
ayer había humo y vapor (y mucha mano de obra barata y no especializada) hoy
hay bits y pantallas de cristal líquido (y poca mano de obra, lejana, no
demasiado cara y altamente especializada).
Caralibro ha reconstruido nuestro pasado en minuto y pico para demostrarnos que ya
lo sabe todo, que ha utilizado con provecho toda la información que le hemos
ido procurando y con la que ha elaborado la más completa base de datos de la
historia, con cada uno de nosotros convenientemente archivado en su carpeta
según su perfil ideológico, económico y erótico-sentimental. Ni los mormones de
Utah, que recopilan con ánimo
burocrático y paciencia benedictina la filiación de la humanidad para tener
documentación el día del Juicio Final, habían conseguido esta proeza.
Buscamos nuestro pasado más reciente porque, como no
nos acordamos de él, caralibro piensa por nosotros. Hace diez años, en este
mismo periódico, coincidían Victorino González,
recién elegido presidente de Caja España, y Herrera, que ya era presidente de la
cosa, en que la entidad financiera necesitaba “independencia”. También se
contaba cómo el Musac iba a Arco dispuesto a hacerse con una colección a golpe
de talonario y que un candidato llamado José Antonio Alonso había dicho que la provincia de León
funcionaba bastante peor que el resto del país.
Hoy el
gobierno justifica la subida de la parte fija del recibo de la luz por su
voluntad “de favorecer a las familias con hijos”, sube de tapadillo hasta un
20% las cuotas a la Seguridad Social de los autónomos y torea con una IVA
cultural insultante y desproporcionado.
No sé
si saldrá en la película de caralibro, pero en nuestra película real hay ciudadanos
a los que se les está agotando el arroz y la paciencia.
Fronterizos. Diario de León (7, febrero, 2014)
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