domingo, 9 de febrero de 2014

"Caralibro", el arroz y la paciencia


El caralibro su décimo aniversario elaborando
por nosotros nuestros propios recuerdos
ES maravilloso que en tiempos de tribulación alguien se acuerde de nosotros, aunque sea un recuerdo automatizado, como de mentira virtual. 

Así lo ha hecho la empresa modelo del nuevo capitalismo, que es la cara más cruel del mismo capitalismo de siempre. Antes de que se fundase, es esa misma empresa la que se le apareció hace seis décadas a Orwell en una pesadilla novelada, convertida ahora en la más irremediable de las realidades.

Pendiente siempre de nuestra satisfacción, celebra el caralibro su décimo aniversario elaborando por nosotros nuestros propios recuerdos mediante un videobook azucarado y lacrimoso al que todos nos sumamos en una irresponsable dejación de funciones sobre nuestra propia existencia.

Caralibro ha hecho realidad esa distopía empresarial en la que medio mundo trabaja gratis y contento, espoleado por su propio ego. La perfección del capitalismo del siglo XXI, que es como el del XIX pero mejorado tecnológicamente: donde ayer había humo y vapor (y mucha mano de obra barata y no especializada) hoy hay bits y pantallas de cristal líquido (y poca mano de obra, lejana, no demasiado cara y altamente especializada).

Caralibro ha reconstruido nuestro pasado en minuto y pico para demostrarnos que ya lo sabe todo, que ha utilizado con provecho toda la información que le hemos ido procurando y con la que ha elaborado la más completa base de datos de la historia, con cada uno de nosotros convenientemente archivado en su carpeta según su perfil ideológico, económico y erótico-sentimental. Ni los mormones de Utah, que recopilan con ánimo burocrático y paciencia benedictina la filiación de la humanidad para tener documentación el día del Juicio Final, habían conseguido esta proeza.

Buscamos nuestro pasado más reciente porque, como no nos acordamos de él, caralibro  piensa por nosotros. Hace diez años, en este mismo periódico, coincidían Victorino González, recién elegido presidente de Caja España, y Herrera, que ya era presidente de la cosa, en que la entidad financiera necesitaba “independencia”. También se contaba cómo el Musac iba a Arco dispuesto a hacerse con una colección a golpe de talonario y que un candidato llamado José Antonio Alonso había dicho que la provincia de León funcionaba bastante peor que el resto del país.

Hoy el gobierno justifica la subida de la parte fija del recibo de la luz por su voluntad “de favorecer a las familias con hijos”, sube de tapadillo hasta un 20% las cuotas a la Seguridad Social de los autónomos y torea con una IVA cultural insultante y desproporcionado.

No sé si saldrá en la película de caralibro, pero en nuestra película real hay ciudadanos a los que se les está agotando el arroz y la paciencia.

Fronterizos. Diario de León (7, febrero, 2014)

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