Restos de la posible sinagoga de Ponferrada, derribada en los ochenta |
Cuando sobre algo se extiende un manto de silencio, la
sensación de inquietud pica como un grano de desasosiego en el alma. Es una
picazón que pide a gritos algo de luz que despeje las incógnitas del qué y del
por qué. Sobre el pasado judío de la Comarca Circular ha caído este manto de
silencio.
En una tierra con un más que solvente plantel de
historiadores, apenas encontramos unos pocos párrafos dispersos sobre el
asunto. En una comarca tan atenta a la exaltación festiva inspirada en su
pasado (auténtico o apócrifo), ni un solo hueco queda entre romanos,
templarios, reyes remotos o monjes amanuenses para un guiño a lo judío. En
ciudades y pueblos con restos toponímicos evidentes, con apellidos delatores,
con elementos etnográficos y patrimoniales con una más que sospechosa raíz hebraica,
sólo aire y silencio.
Ni una palabra sobre la raza maldita que convivió con
nosotros, que “fue nosotros” hasta la desdichada decisión de la expulsión, hace
poco más de quinientos años. Y, desde entonces, silencio… Tan atronador que no
puede ser casual.
Es esa omisión un fenómeno que se extiende más allá de las
fronteras locales y que empapa toda nuestra geografía. En la patria de Don
Álvaro Cunqueiro, años atrás, una airada tabernera despachó displicente mi
curiosidad sobre la ubicación del barrio judío de Mondoñedo, señalado claramente
en el callejero de la villa:
- Ese barrio es un invento del concejal de turismo. Aquí
judíos nunca hubo; no señor.
Una vecina de las de toda la vida en Ciudad del Puente
resolvió de modo similar una conversación sobre la sinagoga de Ponferrada,
cuyos restos se derribaron impunemente a principios de los ochenta sin la más
mínima queja vecinal para construir un edificio en cuyos bajos se instaló la
sede de la Hacienda Pública (no se corten: la casualidad da juego para bonitos
chistes antisemitas):
- Aquí sinagoga nunca existió. Eso fue un invento de Ignacio
Fidalgo...
Detalles como que la zona en la que se levantaba el recinto se
siga llamando hoy Barrio de los Judíos no le hizo cambiar de opinión. El
silencio había triunfado.
Empeñado en poner en el mapa lugares también condenados al
silencio, estos días, el Festival Villar de los Mundos, intenta apartar ese
manto abordando el notable pasado semita de nuestra tierra.
Un pequeño gran paso para despejar las incógnitas del qué. Las del por qué son bastante más complejas.
Un pequeño gran paso para despejar las incógnitas del qué. Las del por qué son bastante más complejas.
COMO LAS VACAS AL TREN (El Día de León; 28, agosto, 2016)